sábado, 22 de septiembre de 2007

El primer sueldo en la Ibero.


Tomé el logo de la Ibero Puebla
de la página del Centro Cultural Iberoamericano


Tenía ya casi dos meses dando clases en la Universidad Iberoamericana, Plantel Puebla (entonces se llamaba Plantel Golfo-Centro), en la licenciatura en comunicación cuando se presentó una oportunidad que no esperaba.

El coordinador de la carrera, Napoleón Glockner, estaba a punto de irse a estudiar su maestría a España y el puesto quedaría vacante.

Había otra profesora, doctora en letras hispánicas que calificaba mucho más para el puesto, tenía experiencia docente, había hecho investigación, había sido funcionaria en otras universidades y tenía más años que yo (con todo eso hecho, no había de otra pues), así que no me hice ilusiones al respecto. Hasta pensé que quizá en un futuro se presentaría otra oportunidad parecida.

Yo tenía 24 años, había dado tres cursos en mi vida a nivel superior (aparte de los dos que estaba dando en ese momento), y en realidad no sabía lo que quería.

Un día, la última semana de septiembre de 1984, el coordinador general académico, Pablo Humberto Posada, me llamó a su oficina y me preguntó sin rodeos:

- Licenciado: ¿Le interesaría ocupar el puesto de coordinador de la licenciatura en comunicación?

Me quedé helado.

Hoy sé que pude haber preguntado un montón de cosas: ¿de qué se trata el empleo, qué hay qué hacer, cuáles son los objetivos de la universidad respecto de la carrera, qué convenios hay firmados y con qué instituciones, cuántos maestros tenemos, cuáles son las expectativas de crecimiento de la matrícula, quién sería mi jefe, qué tipo de procedimientos se tienen y cuáles hay que seguir de inmediato, qué tipo de apoyos tendré?…

Y así por el estilo.

Supongo que Pablo Humberto esperaba algo parecido, porque la cara que puso demostró que pregunté algo inadecuado, aunque desde luego importante. Lo único que se me ocurrió decir en ese momento fue:

- ¿Y cuánto pagan?

Ahora me da risa, pero entonces aprendí algunas cosas respecto de cómo se pide o se acepta un trabajo.

Blas Torillo.

martes, 18 de septiembre de 2007

500 entrada S.


La foto de la S
es mía


Recordar es algo que se me ha vuelto costumbre. Me gusta pensar en los detalles, en las mínimas gotitas de recuerdo que se asoman cuando huelo un aroma, cuando veo a una pareja en la calle, cuando miro un amanecer, cuando escucho una canción, cuando leo un poema, cuando me escriben un correo electrónico, cuando camino, cuando sueño…

Recordar es bonito, como una tarde de lluvia en casa de la abuela, incluso aquellos momentos que fueron dolorosos. Pero desde luego el propósito es encontrar los momentos hermosos, para revivir aunque sea un chispazo de los sentimientos que tuvimos entonces.

Recordar, por ejemplo, ese día cuando decidí abrir mi primer blog.

Vamos recordando, que así también aprendemos a ser mejores.

Ahora vayan a todas las habitaciones de la casa. Hay de todo para comer y beber.

Blas Torillo.

PS. Record-ando = 8 entradas.