jueves, 18 de octubre de 2007
Dormir.
Cuando estaba estudiando la licenciatura, en la Ciudad de México, vivía en Xochimilco, muy al sur, en la zona (relativamente) de la universidad.
Pero muchos de mis compañeros vivían muy lejos. Una de ellas era Guadalupe, Pilla para sus cercanos. Su casa estaba en la colonia Electra, muy… pero muy al norte.
En muchas ocasiones tuvimos que ir a hacer trabajos a su casa y como tenía coche, pues a veces me llevaba cerca de alguna estación del metro al terminar.
Un día de tantos, después de algunas desveladas para terminar un trabajo, Pilla me llevó al metro Chapultepec, como a las diez y media de la noche.
Todo muy bien. Me subí al metro y en cuanto conseguí lugar, me quedé dormido.
Cuando desperté me di cuenta que me había pasado varias estaciones desde aquella donde debía transbordar a otra línea para ir a mi casa. Fue pesado despertar y reconocer que habría que regresar unas cinco estaciones, pero ni modo.
Procuré no dormirme en ese regreso y lo logré. Llegué a la estación donde debía abordar el siguiente tren en la nueva ruta, me subí y… me quedé dormido de nuevo. Cuando llegamos a Taxqueña, la terminal, me despertó una señora de las que hacen el aseo de los carros y me dijo:
- Joven… ya bájese… ya nos vamos. Ya se bajaron todos.
Como “chiflón” (que me imagino que es como un ciclón popular y hablado), me bajé apenas a tiempo antes de que cerraran la puerta.
Uf…
Aún tenía que tomar un autobús para llegar a la casa y pues no había más que hacer fila en la calle para esperarlo. Eran ya como las once y media, el frío calaba, el cansancio más y en realidad me moría de sueño. Por fin llegó el camión, el último de ese día y nos subimos unas 15 personas. El camino a Xochimilco era largo y para no variar, me dormí profundamente.
De pronto, un señor amigo del chofer, me despertó casi con un grito:
- ¡Hey!… ¡Ese chavo! tocándome el hombro con fuerza. ¡Ya vamos a encerrar el carro joven… Bájese porque si no lo dejamos aquí adentro!
¡Caray! Despertar así es una de las cosas más feas que pueden pasarnos..
El camión había llegado al centro de Xochimilco, donde estaba su terminal, como a las 12 y cuarto, según me dijo el señor. Estuvieron allí media hora más, cenando en un puesto y al cuarto para la una se dirigieron al encierro, donde estábamos entonces, a unas calles del centro pero en dirección contraria a mi casa.
Me explicó que no me vieron ni él ni el chofer porque nomás se asomaron desde el frente y como no vieron nada, pues nada hicieron. Yo me había recostado en uno de los asientos dobles y quedé oculto para ellos hasta que iban a poner por dentro los candados de la puerta de atrás.
Total que a esa hora, todavía tuve que caminar las 14 calles que me separaban del Barrio de Xaltocan, que era donde estaba mi casa, en el pueblo de Xochimilco. Con hambre, a oscuras, cargando la mochila, con poco dinero y además sin un mugre y mínimo puesto de lo que fuera para pedir cualquier cosa, camine al mejor estilo de los zombies hasta llegar a la casa. Entré, me desvestí, me acosté y…
... no pude dormir sino hasta después de las tres.
Lo único bueno era que el siguiente día era sábado.
Blas Torillo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
17 comentarios:
Que buen relato, primero sentí risa, luego angustia y al final, cuando llegaste a casa, paz y tranquilidad...supongo que así se forjan los hombres y las mujeres no?...Luego uno se ríe de lo que en su momento fue grave....
Y no se tú pero ese sueño, el de los camiones y el metro, es el más rico y enbrutecedor que hay...te gana, se te acen los parpados y nada ni nadie lo puede evitar...Lo peor es que cuando llegas a casa con toda la intención de seguirtela... ya no está y nunca es igual...dormir en el camión es la neta...aunque tiene sus riesgos...
Como siempre Blas, que buen recordatorio...saludos
jejejejeje esa estuvo buena!!!!
Sergio
Yo creo que pocas veces me paso pasarme de estacion por quedarme dormido. Sin embargo recuerdo que al principio de la facultad llegue tarde al transbordo y me tocaba caminar de Cuauhtemoc a Eje 3 Oriente ...
Uy, ese es un mal recuerdo...
Aunque ya despues me entere que habia un pesero 24 horas que pasa por Rio dela Loza y Fray Servando... era una salvacion.
Saludos
Una vez, tomé el trolebus de Xola, a la altura de Escandón. Tenía quince años y no sabía transportarme sola. Me dormí y cuando desperté, estaba en metro Coyuya. Era la primera vez que oía ese nombre y la primera vez que lloré con un chofer.
Chispas. Me pasó parecido. Me dormía y despertaba una después. Regresaba y volvía a despertarme una después. Hasta que un policía me preguntó si me sentía mal. Yo venía de una fiesta muy alegre y pues...
yo una vez desperté a mi amá con un grito en el camión
YA NOS PASAAAAAAAAAAAAAAAAAAAMOS
y apenas llevabamos dos cuadras
oye, hay concurso en mi blog, id id id id
yo también me quedé dormida y por eso pude venir apenas a comentar jejejejeje, te mando un abrazote, y un besito...
Ay pobrecillo...que cansado has de haber estado..cuando uno es estudihambre que chingas se para uno y tomando tanto autobus...todos nos hemos quedado en el autobus....es horrible....
You made me follow your steps, Blas. Even if I do not know any of those places I just kept on pursuing your (mis)adventurous journey... oh boy! I'm glad you eventually got home and that it was saturday eve.
:)
Esa es buena Blas, me recordaste cuando viajaba todas las noches en autobús foraneo de la universidad a mi casa en el campo, era una ruta de 2 horas, me llegué a pasar hasta un lugar a una hora de mi casa, entonces no habia regreso a esa hora, sólo restaba esperar a que amanezca y tomar el primer autobús de regreso, era frustrante, pero después le tomé el gusto a dormir en el hospital junto a la terminal
Que buen relato Blas! y tambien que buena aventura, aunque supongo que en el momento no lo pareciera tanto.
Yo nunca me he pasado de estación pero me ocurrió algo parecido en Veracruz. Agarré un camion de un pueblito no se donde rumbo a Tecoluta y me quedé profundamente jetón. Afortunadamente el punto final era a donde iba jeje y el chofer me despertó avisándome que ya habíamos llegado.
Buena y angustiosa historia Blas.
Abrazos.
Ay no Blas, jajajja que feo caso. Es horrible cuando los parpados pesan toneladas. No me ha pasado. pero si me he quedado con las ganas de quedarme dormida sobre el escritorio o el mesabanco. jajajjajaa.
Te abrazo fuerte.
hehehehe muy buena blas me paso mucho allá en mi bella cuernavaca hehehe...pero siempre regrese caminado porque a esas horas ya no habia bus...la unica preocupada de todo esto siempre fue mi madre hehehe.
buen relato, saludos
jeje si eso pasa cuando uno es "estudiambre", yo estudie en la Prepa 6, alla por Coyoacán también en el sur y una vez en el micro de regreso a casa que me recuesto a descansar los ojos en el regazo de mi amiga bueenoooo la pobre, como buena amiga no dijo nada, pero 40 min después ya a unas calles de donde me debía bajar, que me despierta y yo solo sentí mojadito mojadito. Osea a la pobre la babeé de una manera impresionante y ya solo atiné a bajarme rapidamente y medio disculparme, pobre! era buena amiga nunca volvio a tocar el tema y yo por pena mucho menos.
y me paso. Este sabado me fui de fiesta a la ciudad donde estudio. Es a 15 min en tren. Ya que venia regreso a casa con el amanecer me quede dormido y desperté una hora después. Claro que lejísimos de casa en algún pueblo del que nunca había escuchado. mente la madre a mi mismo. Después me acorde de este post. Me empezó a dar cruda y no fue sino hasta 3 horas después que pude llegar a casa. Horrible.
Chuchala, pero que comun es eso, verdad?? Oye, yo tenia dos amigas en la UAM, una iba desde Cuernavaca y la otra desde Ecatepec. Que locuras hace uno por ir a una buena universidad.
¡Gracias por venir y por no enojarse porque no contesto!...
En fin, bola de dormilones como yo, les envío un abrazo a ellos y un beso a ellas. Espero que ya no nos durmamos tanto... jaja.
Seguimos. Gracias de nuevo.
Publicar un comentario